Entrevista 
                    con la escritora argentina Cristina Feijóo
                    Por Nora Corral 
                 A Cristina 
                      Feijóo se le conoce principalmente en los medios literarios 
                      por su obra ganadora del Premio Clarín 2001, “Memorias 
                      de río inmóvil.” En esta obra, Feijóo 
                      revela una realidad inminente y tangible, es decir esa realidad 
                      del día con día argentino: el choque que entre 
                      pasado y presente, donde aunque la memoría trata de bloquear 
                      su propio “fluir,” ésta “te persigue 
                      y te alcanza.” En esta entrevista, Cristina Feijóo 
                      deja fluir su memoría al hablarnos de toda una época 
                      que marcó al colectivo argentino durante la dictadura 
                      y después de ésta a su regreso del exilio. Además, 
                      Cristina Feijóo nos habla de los movimientos sociales 
                      en su país y cómo su militancia del pasado se 
                      hace vigente a través de la lucha en las asambleas barriales 
                      para defender y apoyar a los más afectados por la crisis 
                      económica en la Argentina: el pueblo.
                 
                El 
                      exilio
                
                    Cristina Feijóo: Yo hace casi 20 años 
                      que trabajo en el mismo lugar, empecé un año después 
                      de volver del exilio.
                Nora 
                      Corral: ¿En qué año vuelve del 
                      exilio?
                CF: 
                      Volví en 1983, a fines de 1983, que es cuando se restauró 
                    el sistema democrático, después de la dictadura 
                      militar. Estuve exiliada en Suecia. Había salido de la 
                      cárcel en noviembre del 79 y de la cárcel había 
                      ido a parar directamente al exilio. No respiré ni un 
                      poquito de libertad en el país. Me llevaron de la cárcel 
                      al aeropuerto. En Suecia estuve cuatro años. Desde noviembre 
                      de 1979 hasta diciembre del 83.
                
                    NC: Es encarcelada ¿En que grupo estaba 
                      militando?
                Para 
                      la época en que me encarcelaron por primera vez, en 1971, 
                      yo estaba militando en el ala izquierda del peronismo, en una 
                      organización que había sido de guerrilla urbana, 
                      las Fuerzas Armadas Peronistas, y que provenía de la 
                      resistencia peronista, del viejo tronco peronista. Esta organización 
                      surgió después de una larga lucha popular iniciada 
                      al ser depuesto Perón a través de un golpe militar, 
                      en 1955. Las organizaciones armadas aparecieron a fines de los 
                      años sesenta, con distintos matices ideológicos. 
                      Las Fuerzas Armadas Peronistas provenían de la evolución 
                      de lo que se llamó la Resistencia Peronista, durante 
                      la que el pueblo se organizó en distintos frentes, resistiendo 
                      la proscripción electoral de que era objeto el peronismo 
                      por parte de los gobiernos civiles y militares que se sucedían 
                      en el poder. Entonces del tronco de esa resistencia peronista 
                      sale la organización político-militar que más 
                      está ligada esa resistencia: las FAP. Hay otras organizaciones 
                      político-militares, de origen marxista, trozkista, pero 
                      yo estoy más ligada a esta organización. En una 
                      etapa posterior, en 1972, las FAP hacen una revisión 
                      crítica de la lucha armada como método para la 
                      toma del poder, y parte de la organización forma el Peronismo 
                      de Base. 
                NC: 
                  ¿Qué le llamaba más la atención 
                      de esta organización? ¿Por qué de entre 
                      todas estas ramificaciones elegir las FAP?
                
                    CF: Más que nada fue, yo te diría, 
                      la casualidad, porque yo empecé como activista muy jovencita, 
                      a los 17 años. Empecé en el socialismo, en una 
                      rama del Partido Socialista y en el debate interno que se dio 
                      en ese partido durante esa época se decía, o una 
                      parte del partido decía: “Es imposible construir 
                      historia por fuera del Movimiento Peronista, porque es donde 
                      está la masa del pueblo trabajador”. Entonces ese 
                      partido socialista en el cual yo estaba militando se fraccionó 
                    por esta cuestión, y una parte de los militantes del 
                      partido ingresamos al Peronismo, un poco como diciendo, bueno, 
                      nosotros que somos marxistas, que tenemos más claridad 
                      ideológica, vamos a poder iluminar a esta gente, vamos 
                      a dar luz a este movimiento, a direccionarlo hacia el socialismo. 
                      Entonces mis compañeros y yo tratamos de establecer contacto 
                      con gente del Peronismo y la gente con la que entramos en contacto 
                      venía de la Resistencia Peronista. Tal vez si yo hubiera 
                      conocido a personas de otra orientación hubiera militado 
                      en otra organización; en esa época éramos 
                      todos muy jóvenes, entonces, si bien yo hacía 
                      una elección ideológica y analizaba matices, también 
                      hubo mucho de casualidad, de con quién me relacioné, 
                      porque en el fondo yo sentía que estábamos todos 
                      en la búsqueda de un cambio social, queríamos 
                      hacer la revolución y no importaba demasiado dónde 
                      estar; no le daba demasiada importancia; de hecho hubo organizaciones 
                      que se fusionaron en una etapa posterior.
                NC: 
                  ¿Cómo es que la detienen en el 71? ¿Cómo 
                      se llamaba el grupo?
                CF: 
                      La militancia en aquella época era clandestina porque 
                      había un gobierno militar. Entonces por una acción 
                      que hizo el grupo en el que yo participaba quedé con 
                      captura policial. En ese momento yo estaba en una escisión 
                      de las viejas Fuerzas Armadas Peronistas, que después 
                      se transformaron en Peronismo de Base. Con otros compañeros 
                      estábamos buscando nuevas formas de enlace entre el sindicalismo 
                      combativo y formaciones de base. Yo estaba en ese grupo cuando 
                      se hizo una acción; esa acción salió mal, 
                      hubo un tiroteo, hubo heridos y quedé con pedido de captura. 
                      Salió en los diarios la foto mía y entonces tuve 
                      que clandestinizarme aún más, usar nombres falsos, 
                      pero ya estaba la policía detrás de mí.
                Estuve 
                      un año en absoluta clandestinidad, hasta mi hija iba 
                      al jardín de infantes con nombre falso, hasta que me 
                      detuvieron a causa de que un compañero cayó preso 
                      y bajo tortura dio la dirección donde yo estaba: Entonces 
                      me fueron a buscar, así fue en el 71. Estuve presa hasta 
                      1973, cuando el gobierno de Cámpora, que recién 
                      asumía, dictó una amnistía para los presos 
                      políticos. Terminaba así una dictadura militar 
                      de varios años, una dictadura muy debilitada ya por el 
                      auge de los movimientos populares de liberación. Los 
                      militares, con Lanusse a la cabeza, como jefe de las Fuerzas 
                      Armadas y presidente de facto, se vieron obligados a negociar 
                      con Perón en el exilio, y ese proceso de negociaciones 
                      desembocó en las elecciones que llevaron a Cámpora, 
                      como delegado de Perón, al gobierno. Así fue como, 
                      por esa amnistía general, recobré la libertad. 
                    
                NC: 
                  ¿Estaba presa en la cárcel o la tenían 
                      secuestrada?
                No, 
                      en esa época, desde 1971 al 1973, la cárcel era 
                      completamente legal, no había secuestros. Tortura sí, 
                      por supuesto, siempre hubo torturas a presos políticos 
                      y también a los presos comunes. Pero no había 
                      empezado ese tema de las desapariciones. Todos los encarcelamientos 
                      eran legales.
                
                    NC: ¿Fue torturada en esa época?
                CF: 
                      Sí, cuando me detuvieron me torturaron y yo les hice 
                      juicio a los torturadores, porque a pesar de que durante la 
                      tortura estaba vendada, reconocí la voz de una de las 
                      personas que me torturaban; esa persona había estado 
                      al frente del operativo policial durante mi detención, 
                      o sea que yo lo había visto cara a cara. Después, 
                      durante la tortura reconocí su voz. Hice un juicio por 
                      torturas y me llevaron, detenida y esposada, a todos los procedimientos, 
                      como querellante, una sensación muy rara porque yo estaba 
                      presa y ellos libres. Fui a careo y reconocí en rueda 
                      de presos a mis torturadores. Finalmente el juicio no prosperó, 
                      pero en ese momento se podía hacer ese tipo de cosas. 
                      Había un marco legal que permitía que un torturado 
                      pudiera hacer juicio por torturas. En la dictadura posterior 
                      eso era totalmente impensable. Torturaban a todos, jóvenes, 
                      viejos, niños, desaparecían gente y desaparecían 
                      hasta a los abogados que querían defender a los presos 
                      políticos, no había ningún espacio para 
                      denunciar torturas. Eso marca la diferencia entre los dos periodos 
                      también.
                 
                    NC: ¿Y el periodo de 73 a 76?
                CF: 
                      Cuando salí de la cárcel, en 1973, empecé 
                    a militar en una unidad básica. En ese momento el Peronismo 
                      estaba en el poder a través de Cámpora, que tenía 
                      un vínculo muy fuerte con la organización Montoneros 
                      y el ala izquierda del Peronismo. Ese período duró 
                    muy poco pero fue un periodo muy rico.
                
                    Memorías del río inmóvil: Pasado 
                    y Presente
                NC: 
                  ¿Cómo surge “Memorías”?
                CF: 
                  “Memorías” es un producto netamente del menemismo.
                NC: 
                      Encuentro al personaje de Juan muy acartonado, como que si en 
                      el hombre el efecto del retorno a la ‘democracia” 
                    es diferente por ser hombre ¿ Qué pasa con el 
                      personaje de Juan? 
                CF: 
                      Sí, creo que Juan es un personaje mucho menos dinámico; 
                      así es como lo concebí. Es un personaje más 
                      lineal también. La contradicción más fuerte 
                      de Juan se manifiesta en su sexualidad. Es uno de los aspectos, 
                      de los niveles, que me interesaba trabajar en la novela, que 
                      es el machismo. Esa impregnación cultural que llevamos 
                      nosotros todos, del patriarcado. El hecho de que él no 
                      encontrara satisfacción sexual sino con prostitutas. 
                      Algo que es, desde el punto de vista militante, casi una aberración, 
                      tal como se concebía la militancia en los años 
                      70. Un militante no podría hacer eso.
                Bueno, 
                      pero todos tenemos nuestras historias secretas y nuestras contradicciones 
                      y Juan tiene esas contradicciones. Entonces, yo trabajé 
                    un poco más las facetas contradictorias de Juan por ese 
                      lado, pero quise mostrarlo como un personaje que estaba estático 
                      en relación al presente narrativo de la novela. Como 
                      si él ya no esperara mucho de la vida porque todo lo 
                      importante hubiera ya quedado atrás.
                Nora 
                      Corral: ¿Y el mundo de Martina y Axel?
                
                    Bueno, ellos para mí son personajes víctimas de 
                      los años 90, del neoliberalismo. Personas que no se plantearon 
                      nunca una verdad trascendente, una búsqueda, un cambio 
                      social; ellos tienen un grado de infelicidad que los hace buscar 
                      algo parecido a la dicha a través de instancias fuera 
                      de lo convencional, fuera de los marcos, de los patrones consensuados 
                      por la moral social.
                 
                Nora 
                      Corral: 
                      Por ejemplo el juego de Martina con la sexualidad. No saberse 
                      bisexual, rodearse de los jóvenes homosexuales en sus 
                      fiestas, la infidelidad, participar de una línea teléfonica 
                      erótica...
                
                    CF: Claro, había muchas licencias en 
                      el neoliberalismo de los años 90 porque había 
                      mucha frivolidad. Así, en los medios de comunicación 
                      se jugaba con las ideas de la libertad sexual y la bisexualidad. 
                      Pasaba por ahí el cambio, la rebeldía, por el 
                      esnobismo.
                    Axel tiene otras connotaciones. Con distintos matices, yo quise 
                    mostrar personajes que querían de alguna manera sentirse 
                      bien con juegos frívolos, modernosos, exóticos, 
                      pero que en realidad no eran felices. Sobre todo Martina; Axel 
                      tiene otras implicaciones en la novela.
                Nora 
                      Corral: Entre las implicaciones de Axel, ¿está 
                    la de robo de bebés? 
                Él 
                      participa de las ganancias de los militares que se quedaban 
                      con lo que llamaban botines de guerra. Secuestraban a la gente 
                      y se quedaban con todo lo que había en una casa. En eso 
                      había un negocio, había negocios inmobiliarios 
                      y de otros tipos. Después, eso yo no lo sé con 
                      certeza, pero las redes de ventas de niños probablemente 
                      hayan empezado allí. Pero se hicieron grandes negocios 
                      inmobiliarios, muy lucrativos, con la gente que desaparecía. 
                      Axel estuvo ligado a eso. No directamente con la represión, 
                      sino con las ganancias, con los negocios de la represión. 
                    
                Todo 
                      esto se conoció, se hizo público, cuando la CONADEP 
                      (Comisión Nacional por la Desaparición de Personas) 
                      publicó su informe en el libro Nunca más. Hubo 
                      varios testimonios, algunos publicados en los diarios, acerca 
                      de las enormes fortunas que hicieron los militares secuestrando 
                      a algunas personas a veces sólo para obligarla a firmar 
                      escrituras de venta de sus campos, de sus propiedades y después 
                      los mataban; simplemente por dinero, no por causas políticas. 
                      Y a veces, aprovechando que algunas familias adineradas tenían 
                      ligazón con la izquierda, se quedaban con propiedades 
                      y bienes. Recuerdo el caso de una familia de Mendoza, aunque 
                      olvidé el apellido, donde se quedaron con extensos campos, 
                      fraguando escrituras. 
                Todo 
                      eso que se conoció fue de un gran impacto y yo quise, 
                      en la novela, trasmitir esa sensación de que en los años 
                      noventa, cuando una estaba en un lugar con gente de distintos 
                      lados, en realidad no sabía lo que esa persona había 
                      hecho veinte años atrás, y de qué manera 
                      pudo esa persona haber estado ligada con la represión. 
                      Es decir, aquí hay empresarios que siguen siendo los 
                      mismos empresarios en cuyas fábricas se reunían 
                      los comandos militares para salir a secuestrar a los obreros 
                      de sus fábricas, desaparecieron comisiones sindicales 
                      internas enteras. Y ellos, los empresarios, siguen siendo los 
                      mismos.
                
                    NC: Trabajando con el enemigo...
                Cristina 
                      Feijóo: Claro, todo eso está y eso es 
                      lo que yo quise mostrar. Hoy, ahora, en este lugar, puede haber 
                      gente que ha sido militante y que se ve forzada a la convivencia 
                      con otra que ha estado involucrada en la represión; estamos 
                      todos juntos, en una suerte de desmemoria forzada que no es 
                      otra cosa que impunidad. Los crímenes no han sido juzgados, 
                      no han sido clarificados.
                Nora 
                      Corral: Se vive estigmatizado entonces, por el hecho 
                      de haber pertenecido a algún movimiento, de haber sido 
                      participe de aquella época, me refiero a las personas 
                      que militaron. ¿Están estigmatizados ahora en 
                      la sociedad?
                No, 
                      yo creo que no. De hecho no. Por ejemplo Miguel Bonasso, un 
                      periodista conocido, militante comprometido en la guerrilla 
                      de los setenta, está ahora en una lista de candidatos 
                      a diputado. No, el haber sido militante no está estigmatizado. 
                      Pero no ha habido nunca un debate en la sociedad sobre lo que 
                      pasó en aquellos años y qué papel jugaron 
                      las instituciones, cuál fue su grado de complicidad con 
                      lo que estaba pasando, con el genocidio. Qué pasó 
                    con la iglesia, qué pasó con los partidos políticos 
                      tradicionales. Todo eso se saldó de manera muy conveniente 
                      para la sociedad a través de la “Teoría 
                      de los dos demonios”.
                Nora 
                      Corral: ¿Podría explicar esta teoría?:
                Eso 
                      es un invento de Alfonsín, que fue el primer Presidente 
                      de la democracia. Se dijo que acá hubo dos demonios, 
                      es decir los militares y la izquierda armada y que bueno, estos 
                      dos demonios crearon esta guerra sangrienta en la que la sociedad 
                      no tuvo nada que ver. Y eso encajó muy bien, fue muy 
                      conveniente para todos, porque entonces si vos decís 
                      aquí tenemos dos bandos que se pelearon entre sí 
                    y eran igualmente malvados, la sociedad queda completamente 
                    absuelta de sus responsabilidades. Y eso está lejos de 
                      la realidad. Pero todo el mundo se agarró de esa idea 
                      porque era absolutoria, encajaba como anillo al dedo para eximirse 
                      de culpas. 
                    
                    Eso frenó todo el debate posterior y yo creo que también 
                      quedaron enquistadas ciertas posiciones: la derecha, la izquierda. 
                      Al no quedar claro el papel que jugó la sociedad en sus 
                      diferentes instancias, en todo ese proceso tan cruento, de algún 
                      modo persisten indefiniciones respecto de una lectura más 
                      objetiva de los hechos, quedan clichés.
                Ahora, 
                      por ejemplo que asumió Kirchner, que es un Presidente 
                      que fue militante en los años 70, hay gente de la derecha, 
                      periodistas que dicen “Ah, viene el zurdaje de nuevo”, 
                  “viene el zurdaje de los 70.” 
                Y 
                      el zurdaje de los 70 es una cosa que está ahí, 
                      que nadie sabe qué es, porque desde los 70 hasta ahora 
                      pasaron 30 años y en ese período hay gente que 
                      viró a la derecha, gente que viró a la izquierda, 
                      sin que a nadie le quede claro qué significan esos giros 
                      en la historia de esta sociedad, qué significa tomar 
                      una postura dentro de estos marcos históricos diluidos, 
                      borroneados, con hechos y conceptos llenos de estereotipos. 
                      Entonces, lógicamente, la sociedad se maneja con clichés.
                
                    Nora Corral: Al escuchar los discursos de algunos 
                      activistas sociales me parece que al desaparecido se le mitifica, 
                      se le trata como un héroe. ¿Los considera héroes?
                Eludí 
                    muy expresamente hablar de héroes en mi novela, que los 
                      personajes fueran héroes. Creo que hablar de héroes, 
                      crear mitos, es un proceso muy peligroso. Por ejemplo ¿De 
                      qué se habla cuando se habla del “Che”? El 
                      Che es todo y no es nada. Es una especie de dios. El Che está 
                    las camisetas, el Che está en las banderas, está 
                    como tatuaje en el cuerpo de los jóvenes, es una cara, 
                      un símbolo de rebeldía a todo, sirve para la cancha 
                      de fútbol, para las manifestaciones, es una rebeldía 
                      multiuso, funcional. Pero los jóvenes no saben qué 
                    pensaba el Che, no conocen su pensamiento, no saben qué 
                    hizo, cómo y por qué lo hizo. Su figura política 
                      y su figura humana se han perdido, desaparecieron bajo el peso 
                      del mito.
                
                    NC: ¿Esta vuelta al pasado, influye 
                      en la pareja de Rita? 
                CF: 
                      Digamos que le sirvió como una manera de conectarse de 
                      vuelta con su historia de una manera más sana, y de una 
                      manera que los vinculaba a los dos a la vez con el pasado y 
                      con un futuro posible. Es decir, que esta historia no es que 
                      pasó y ya está, sino que simplemente fue una manera 
                      que encontró Rita y que también encuentra Juan 
                      de volver a conectarse con su propio pasado y bueno, hacer algo 
                      con eso, hacer algo con sus vidas. 
                Rita 
                      pasa por más momentos de decisión en el curso 
                      de la novela respecto de qué es lo que ella quiere y 
                      lo que verdaderamente no quiere. En cambio Juan está 
                    más cerrado, bloqueado respecto de cualquier posibilidad 
                      de cambio. Rita está en una búsqueda. Incluso 
                      en esa búsqueda también juega con la idea de ser 
                      una persona despreocupada y frívola, pero finalmente 
                      se da cuenta de que eso no es ella; entonces va encontrando 
                      ciertas verdades. Yo creo que Juan puede empezar a encontrarlas 
                      a partir de que él, en esa escena final del libro, empieza 
                      a entender junto con el lector, y en ese acto me parece que 
                      hay varias cosas condensadas y es el hecho de la incomprensión 
                      y de la comunicación que ha habido entre ellos, entre 
                      Juan y Rita. Creo que Juan en ese momento empieza a comprender 
                      esto que ha pasado, no sólo que Floyt efectivamente vivía 
                      sino que él ha estado completamente separado de la realidad, 
                      de la posibilidad de entender la realidad, y eso es esperanzador.
                Nora 
                      Corral: Hay escenas donde Rita tiene mucho miedo de 
                      perder su trabajo a causa de su pasado, o otra escena donde 
                      al ir por un lado de una marcha tiene miedo de ser asociada 
                      con algún movimiento. Se siente como descubierta, es 
                      como si Rita se escondiese de su propio pasado. ¿Había 
                      ya en democracia, la estigmatización de ex-militantes?
                No, 
                      lo que había era mucho miedo de perder el trabajo en 
                      la clase media porque era la época en que empezaba la 
                      desocupación masiva. En ese momento perder el trabajo 
                      era caerse al abismo. Ahora hay un porcentaje muy alto de desocupación. 
                      Hay gente de la clase media viviendo en situación de 
                      pobreza. En ese momento empezaba a verse que eso podía 
                      pasar: que la gente que perdía su trabajo, de la clase 
                      media, era remplazada por gente más joven a la que se 
                      le pagaba menos, gente a la que la empresa formaba a su estilo, 
                      y entonces era una situación verdaderamente aterradora, 
                      que nunca se había vivido en Argentina. 
                Eso 
                      es lo que yo quise mostrar como un elemento de la realidad, 
                      porque también los intelectuales recibieron esas presiones 
                      de forma subliminal. Quiero decir que no era fácil en 
                      esos momentos en que se estaban perdiendo muchos empleos tener 
                      una situación de confrontación con el pensamiento 
                  único. Porque el modelo neoliberal contaba con un enorme 
                      consenso en la sociedad. Entonces a la gente que pensaba diferente, 
                      que veía críticamente al modelo neoliberal, se 
                      la radiaba. Es decir no sé si con fundamento te puedo 
                      decir que perdían sus trabajos, pero sí que había 
                      un enorme consenso social hacia ese modelo y que la clase media 
                      sufría esas presiones de tener que pensar y ser de esta 
                      manera, porque si sospechaban que vos eras crítica te 
                      trataban como un marciano, o te juzgaban de nostálgico, 
                      te convertías en alguien al que habían que radiar. 
                    
                Yo 
                      creo que también eso lo sufrieron los intelectuales de 
                  éste país que fueron aceptando perder esa función 
                      crítica respecto a lo de lo neoliberal
                Nora 
                      Corral:¿Y la memoría de Cristina Feijóo 
                      es inmóvil?
                Bueno, 
                      no. No sé, no sé. Yo jugué en el título 
                      con la contradicción que hay en la frase, en el pensamiento, 
                      en la imagen de un río inmóvil. Si del río 
                      su característica es fluir, su fluidez, entonces lo que 
                      está en el título es la idea de una memoria a 
                      la que se quiere dejar encerrada, a la que se quiere inmovilizar 
                      y a la que se intenta bloquear. La sociedad en su conjunto quiere 
                      impedir que esa memoria fluya. 
                Juega 
                      también, el título, con la imagen del río, 
                      que es el Río de la Plata. En ese río se tiraban 
                      desde aviones a los secuestrados en la ESMA, aún vivos. 
                      El río tiene un gran protagonismo desgraciadamente, en 
                      la historia de las desapariciones en Argentina. Entonces quise 
                      jugar con esas dos imágenes, que fuera ese río 
                      del que se hablaba y que de alguna manera el libro intenta desbloquear 
                      esa memoria que está inmovilizada, a la que se quiere 
                    mantener inmovilizada.